viernes, 11 de noviembre de 2011

Pablo César: “Soy docente, no soy universitario”

“A los 20 años empecé a estudiar economía porque pensé que no iba a poder vivir del cine. Y a los pocos meses me di cuenta que no podía, que era una locura, que iba a arruinar mi vida si seguía”. Estas dudas tuvo Pablo César hasta que su madre le aconsejó que dejara la carrera de economía si no le gustaba. Y así fue.

Filmación en Benín, África.
Hoy este cineasta argentino nacido en 1962 lleva filmados 20 cortometrajes y 8 largometrajes. Comenzó a los 13 después de que su hermano mayor José María, quien murió cuatro años después en un accidente, le regalara una cámara y le enseñara las primeras técnicas para filmar.

Autodidacta, ahora es docente de la Universidad del Cine de Buenos Aires especializado en las cátedras de “Dirección”, “Producción” y “Seminario El Cine de Autor”. Transmite allí la sabiduría que le ha dado la experiencia de sus realizaciones a través del empeño, la dedicación y el trabajo. Directores como Pablo Trapero que ganaron premios en Europa y otros países fueron alumnos suyos.

Cuando tenía 18 estaba la dictadura militar y por eso no tuvo posibilidades de estudiar cine ya que las escuelas importantes que había estaban cerradas, lo que si existían eran cine-clubes de cortometrajistas como el UNCIPAR, lugar que ofrecía proyecciones todos los sábados y que todavía existe. Allí llevó sus primeros cortos en donde lo menos que le decían era que tenía que dejar de filmar, que era un desastre lo que hacía. Sin embargo, César continuó por ese camino a prueba y error.

Con el retorno de la democracia el Instituto de Cine comenzó a dar subsidios y así obtuvo un crédito para hacer su primer largometraje titulado “La sagrada familia” (1988). Le siguieron “Equinoccio (el jardín de las rosas)” (1991), “Sangre” (2003) y “Hunabkú” (2007), entre otros.

Obtuvo premios internacionales y fue pionero en desarrollar coproducciones con Túnez, India y Malí. Fue jurado en varios festivales como el de Montreal (Canadá, Festival de Cine Joven), el de Kelibia (Túnez) y el de Hyderabad (India). Al igual que en Villa Carlos Paz y Buenos Aires.

Antiguas civilizaciones africanas sobre las cuales investigó le sirvieron de inspiración en sus producciones para reflejar el choque de culturas que perdura hasta nuestros días. Temática que predomina en sus películas.

Para “Orillas”, su último trabajo, varios de los actores eran chicos de barrio, algunos provenientes de una villa en la isla Maciel en donde se rodó parte del film. Atento a las necesidades, con su equipo les brindó un gimnasio, un profesor de entrenamiento y un plan de alimentación para alejarlos de todo lo que fueran cosas nocivas o dañinas para su salud.

Valora el rigor en el trabajo, la organización y el respeto por los demás. Se define como exigente a la hora de dirigir pero eso sí, a través del diálogo, interesado en que la gente con la que trabaja “esté feliz”.

Apasionado en su labor, parece no ser supersticioso ya que comparte su vida con su gato negro Mercurio. Prolijo, amable y amante de la naturaleza, su manera de vestir también habla de él: usa coloridas remeras con motivos varios. Como si representara la fusión de varias culturas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Estreno de “Orillas”, la nueva película de Pablo César que rescata las raíces africanas de nuestra sociedad

Pablo César 


“Chimango, chirimbolo, chango… cientos de vocablos que hoy el hombre argentino utiliza en su jerga diaria. “Tocá tangó” decían en las milongas los esclavos al tomar el tamboril”. Palabras que resumen el espíritu de la película “Orillas” que se estrena el 10 de este mes.

Obra del cineasta argentino Pablo César, el film realizado en coproducción con Benín aborda la temática de los afrodescendientes en Buenos Aires y cuenta dos historias a ambos lados del Atlántico.

Con una larga trayectoria cinematográfica, el director habló de su trabajo, sus proyectos y de la situación del cine argentino.


¿Por qué se eligió la temática de los afrodescendientes?
Porque para mi siempre fue muy importante que se sepa un poco más porque a partir de conocer la verdad o esclarecerla podemos saber más sobre nuestro presente. Cuando comencé con esta historia una vez me preguntaba por qué en Buenos Aires hay como símbolo de la ciudad un obelisco y no la estatua de un gaucho o algo más tradicional.  
Esos elementos hicieron que fuera encontrando cosas que no se hicieron en cine o en ficción si bien alguien hizo un documental alguna vez sobre las raíces africanas en nuestra sociedad.

Pareciera que hoy en día se están reivindicando de algún modo las culturas de los pueblos originarios pero se sigue dejando de lado a esta raíz afrodescendiente.
Si, como Fray Bartolomé de las Casas en México que fue un obispo cristiano que estaba en contra de la matanza de indios pero sí a favor de la matanza de los esclavos traídos de África porque eran “fuerza bruta”. Es una barbaridad del ser humano, de algunos humanos, claro. 
Hay una reconciliación porque ahora el Gobierno ha decretado dos días feriados para el carnaval y sería muy bueno que se hiciera tomar conciencia de qué es ese feriado. Las primeras expresiones populares en masa fueron de los hombres con bombos alrededor del obelisco, un símbolo egipcio-africano. Y los bombos son tambores africanos. Porque no fueron con trompetas y violines, fueron con bombos.

¿Y cuál es la expectativa con el estreno en Argentina? ¿Qué se espera en esta sociedad donde la discriminación está muy presente?
Finalmente se va a estrenar pero es cierto que con un gran esfuerzo. Una vez yo había hecho una película en África y el dueño de una sala me dijo: “Esa película es toda de africanos, no va a andar porque la gente acá es muy racista”.
Pero creo que esta película si va a andar porque está llegando mucho a través de las redes sociales a gente muy joven de barrio que se siente identificada porque si bien una de las historias transcurre en África la otra transcurre en la isla Maciel, en una villa. Creo que eso va a convocar por lo menos a muchos jóvenes a que vayan a verla.

¿Quién eligió a los actores?
Soy yo el que elige. La historia habla de chicos de barrio y de otros personajes como los que hacen Dalma Maradona, Daniel Valenzuela y Javier Lombardo que tenían que ser actores profesionales.
Los chicos de barrio (“Shantas” en el caso de Leonel Arancibia) tenían que ser realmente así. Estuve un año buscando porque tenía dos caminos: o buscaba que un chico como Leonel actuara o buscaba un actor que hiciera de un pibe de barrio. Y no veía actores para eso porque hay que estar todos los días en el barrio para entender el lenguaje. Un lenguaje gestual, maneras de decir las cosas, otros códigos.
Eso fue algo que le gustó mucho a Dalma cuando se enteró de que  su pareja en la película iba a ser un chico de barrio realmente que se hubiera educado como un pibe común.
Al principio paraba cartoneros por la calle para buscar. Veía uno y pensaba: “Mirá que buena imagen que tiene”. Siempre también pensando en que tuviera una fisonomía con la que lo pudiera asociar con África. No fue fácil porque como la situación en la Argentina a veces está complicada se te acerca alguien en la calle que te dice: “Che, ¿te gustaría ser actor?” Y seas cartonero o presidente de la nación alguien va a decir: “¿Y esta persona por qué me habla a mi?”. Siempre fui muy respetuoso y así poco a poco llegué a los tres chicos que protagonizaron la película.

¿Y a Dalma como llegas? Porque fue una búsqueda de chicos realmente de barrio y a simple vista uno puede suponer que Dalma es todo lo contrario o que tiene una forma de vida que es difícil asociar con una identidad barrial.
El personaje que ella interpreta, el de “Elisa” pasa por situaciones muy dramáticas, padece de una violación y por lo tanto tenía que ser una actriz. No podía ser una chica que nunca se enfrentó con las cámaras.
Además la historia de Dalma es muy distinta pero de alguna forma es hija de una persona que sí tuvo una infancia parecida a la de los chicos de la película. No porque haya usado armas, sino por haber tenido una infancia en un barrio muy humilde como fue Diego.

¿Hay algún proyecto a futuro?
Tengo un proyecto de una miniserie para la televisión en el que también está el tema de los afrodescendientes dado que la investigación que hicimos fue muy grande, los viajes, haber estudiado cómo las raíces culturales y la música desde el candombe, el merengue, el tango mismo, el reggaetón, todo tiene raíces africanas. Hay mucho material para dar porque una película no puede contar todo.
Barrio negro” es el proyecto. Es un concurso del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) para la Televisión Pública o INCAA TV.

¿Esto tiene que ver con un mayor impulso por los nuevos espacios que se abrieron con la nueva Ley de Medios de Servicios de Comunicación Audiovisual?
Si porque el concurso es del Ministerio de Planificación y el INCAA, son los dos los que lo organizan. Tiene que ver justamente con esto de la ley de medios para que haya contenidos. Queremos ganarlo, calculo que en un mes sabremos el resultado.
Después tengo un proyecto de un largometraje que tiene que ver justamente con el misterio de los obeliscos y se va a filmar una parte en Argentina y otra en África también.

¿Cómo es la experiencia de la coproducción con Benín?
Ellos colaboraron en la realización.  Ahí la van a ver todas las personas que participaron de la película en medio de una ceremonia de un ritual de la cultura Yoruba muy importante que se realiza todos los 10 de enero. Así que va a ser un gran evento la presentación allá.

¿Por qué tanta demora para el estreno acá?
La vimos por primera vez en diciembre del año pasado y tuvimos que esperar un año para estrenar porque los cines comerciales consideran que el cine argentino no es “pochoclero” y a ellos no les interesa vender entradas,  les interesa vender entradas más el combo  porque hablar de cines es hablar de shoppings.
Dicen que el espectador que va a ver películas argentinas “no gasta en todo ese extra”, que ganaron menos con “El secreto de sus ojos” que puso 2 millones de espectadores que con películas de Hollywood de un millón 300 mil porque con las de Hollywood los espectadores compran todo.
Es una lucha muy grande para poder hacer valer nuestro derecho de exhibición y que pueda estar al alcance de todos. Fue un año de golpear puertas y de persuadir y pedir que nos den la oportunidad por lo menos. El otro problema es que las grandes cadenas tienen todo el dinero para hacer publicidad. Una cuestión de mercado y de un sistema que es muy perverso.
Nosotros, una película independiente, usamos alta tecnología, gastamos todo el presupuesto en hacer algo de buena calidad. Después puede ser que a alguien no le guste o a muchos, pero hicimos todo para tener un producto presentable.
Los chicos de la isla Maciel que tienen la banda “Los Ñeris del Docke” grabaron tres temas de hip hop  que hicieron para el film en el estudio de Fito Páez; un paso muy grande para ellos. De grabar con un microfonito pegado con unos cables a pasar a un estudio de primera. Fue también la elección que hicimos.

Un incentivo para que los chicos puedan progresar.
Si totalmente, además ahora convocaron a los tres protagonistas para el casting de una película de Trapero. Es muy lindo eso porque es haberles dado la posibilidad y que ellos digan: “Quiero ese camino”.